- "Soy Diana de Themyscira. Hija de Hipólita, reina de las Amazonas, y tu ira sobre este mundo ha terminado. En nombre de todo lo bueno en este mundo, ahora cumplo la misión de las Amazonas, liberando a este mundo de ti ¡para siempre!"
- ―Diana a Erich Ludendorff
El Asesinato de Erich Ludendorff fue un intento exitoso de Diana de asesinar al General Erich Ludendorff, a quien creía ser el Dios de la Guerra Ares, esperando que su muerte pusiera fin a la Primera Guerra Mundial.
Antecedentes[]
- "Ahora lo entiendo todo. Ares no solo corrompió a los alemanes, a ti también, a todos ustedes. Encontraré a Ares, y lo voy a matar...!"
- ―Diana a Steven Trevor
Luego de liberar el pueblo de Veld del Ejército Imperial Alemán, Diana y los Hombres Maravilla se enteraron de que el General Erich Ludendorff planeaba atacar la aldea con el gas letal de Isabel Maru durante una celebración de gala en el castillo Chateux Veronique. Creyendo que Ludendorff era en realidad Ares disfrazado, Diana se infiltró en la gala para encontrar información y eventualmente asesinarlo, compartiendo un baile con Ludendorff que la convenció de su identidad como Ares. A punto de asesinarlo, Diana fue detenida por Steven Trevor, permitiendo que Ludendorff lance una bomba de gas a la aldea.
Abrumada, Diana abandonó el castillo y fue testigo de la demostración del poder del gas, el cual asesinó a todos los pobladores que había salvado antes. Angustiada por esta masacre, Diana culpó a Trevor de evitar que detuviera el ataque, comenzando creer que Ares había no lo corrompido a los alemanes, sino a toda la humannidad. Rápidamente, Diana se dispuso a acabar con Ludendorff, o como pensaba, Ares, antes de recibir una señal de humo el Jefe, que había seguido a Ludendorff hasta una torre de vigilancia en un complejo aeródromo. Rápidamente, Diana montó su caballo y se dirigió al lugar.[1]
Asesinato[]
- "Por majestuosa que seas, no eres rival digna de mí."
"Ya lo veremos" - ―Erich Ludendorff y Diana
Inmediatamente después de lanzar su gas, Erich Ludendorff se dirigió a un complejo aeródromo, donde supervisó el cargamento un avión con su gas venenoso con destino a Londres. Mientras estaba en una torre de vigilancia, de repente, Diana irrumpe en la habitación, arrojando al compañero de Ludendorff de la torre. Luego de reconocer a Diana, Ludendorff admitió su sorpresa, pero alega que tiene un asunto más importante que atender antes de intentar dispararle. Ésta, sin embargo, bloquea la bala con sus brazaletes y la regresa al arma de Ludendorff, quitándosela de la mano.
Con dolor, Ludendorff le preguntó a Diana qué es exactamente ella, lo que Diana respondió que pronto lo descubrirá, antes de saca su Espada Mata Dioses. Impulsado por la droga de Isabel Maru, Ludendorff arranca una caldera de una pared cercana y la arroja a Diana. Luego de dominar brevemente a Diana, Ludendorff logra desarmarla y recoger su espada, con la cual la tiró al suelo e intentó apuñalarla, afirmando que ella no era rival para él. Sin embargo, Diana logra bloquear la espada con sus propias manos, respondiendo a Ludendorff con "ya veremos". Dicho esto, Diana se levantó y continuó luchando, empujando a Ludendorff por fuera de la habitación.
Al huir al techo, Ludendorff fue perseguido por Diana, quien saltó a través del techo de la habitación y lo atrapó con el Lazo de Hestia en el aire, enviándolo a volar para luego estrellarlo violentamente contra el suelo. Alegando que cumplirá con la misión de las Amazonas, Diana clavó su espada en el pecho de Ludendorff, ejecutando lo que ella creía era es el antiguo enemigo Ares. Poco después, sin embargo, Diana observa a los alemanes cargando el avión cuando, según ella, deberían haberse liberado de la influencia de Ares, llegando a la conclusión de que Ludendorff no era Ares después de todo.[1]
Consecuencias[]
- "Tal vez las personas no siempre son buenas. Con Ares o sin Ares, tal vez es... es lo que son."
"No. Después de todo lo que vi, no puede ser ¡no puede ser! Estaban asesinándose, asesinando a personas que no veían, a niños ¡a niños! ¡No, tuvo que haber sido él! ¡No pudieron ser ellos!" - ―Steven Trevor y Diana
Sorprendida por las acciones de los alemanes, una devastada Diana aprendió de Steven Trevor que no todos los hombres son del todo buenos debido a su naturaleza destructiva, con ella reconociendo que su madre tenía razón acerca de la humanidad, perdiendo totalmente su fe en ella y negándose a ayudar a Trevor a destruir el bombardero de gas. A punto de abandonar su misión, Diana fue sorprendida por la misteriosa sombra de Sir Patrick Morgan, quien finalmente se reveló a sí mismo como el verdadero Ares.[1]
Poco después del fin de la Primera Guerra Mundial, varios medios de comunicación atribuyeron la misteriosa muerte de Erich Ludendorff a un "milagro", sin saber que en realidad había sido asesinado por Diana y su Espada Mata Dioses.[2]